martes, 28 de octubre de 2014

~




Tus jefes, que te asaltan con papeles
incansables, preguntas, fotocopias,
mientras tú, la eficiente, la responsable, etcétera,
miras parapetada tras tus gafas bifocales. 
 Tus compañeros, la gente que te ve
salir del centro comercial con cuatro bolsas,
vertiginosa, a cuestas, hacia el taxi;
el taxista que estaba esperándote; todos
los que oyen el sonar de tus tacones.
Qué pueden saber ellos,
cómo sospecharían ni un instante
la que eres por las noches,
cuando los trajes, las gafas bifocales,
la cartera, las bolsas y las buenas maneras
fueron quedando desparramados por los
pasillos, el despacho, la cocina,
y tú, colgada de mi ropa, ruges
como rugen las bestias en los documentales.
Miguel d’Ors